Al ubicar fuego en el pecho estamos conectándonos con todas estas cualidades para que se desarrollen en nuestro interior.
Cómo Hacerla:
1.- Buscamos un lugar cómodo y aireado.
2.- Nos sentamos en nuestra postura preferida de meditación.
3.- Practicamos unos minutos de respiración circular.
4.- A continuación ubicamos nuestras manos cruzadas sobre nuestro pecho.
5.- Imaginamos una pequeña llama en el centro del pecho.
6.- Pasamos a la Respiración Purificadora: Inhalo profundo por la nariz, exhalo profundo por la boca entreabierta.
7.- Visualizamos que estamos alimentando el fuego con cada inhalación.
8.- Vemos como ese fuego crece y se expande a todo nuestro pecho, sentimos el aumento de calor sobre las manos que están allí apoyadas.
9.- El fuego crece aún más y sube por dentro del cuello, llena nuestra cabeza y las llamas salen por nuestra coronilla.
10.- Nos mantenemos unos quince minutos practicando esta meditación.