Después de tan solo unos minutos de esta concentración sobre la respiración coloreada, sentirás una fuerte carga de energía. Cada vez que te sientas por los suelos, repite este ejercicio y lograras recuperar fuerzas de inmediato.
Realización:
1 – siéntate en una postura correcta, cómoda, con el busto erguido, los hombros sueltos y los brazos relajados, o bien tumbad@
2 – Déjate llevar por la respiración, sin esfuerzo y sin modificar su ritmo natural.
3 – Piensa en un color que te guste mucho. Si es un color oscuro, tendrás que aclararlo y hacer que sea luminoso. Piensa que todo el aire que te rodea, se vuelve del color que has elegido.
4 – Tu respiración, que se hace más sutil, más lenta, más profunda, absorbe ese color luminoso y lo lleva a tu interior.
5 – Retener la respiración durante unos instantes.
6 – En la espiración, deja que el color se difunda por todo tu Ser, en el cuerpo y en la mente. Debes sentirte totalmente impregnado de ese color al que asocias la energía vital.
7 – Piensa que todo tu cuerpo, respirando por cada poro de la piel, absorbe la energía coloreada, vivificando a todos los tejidos, a todas las células.
(Varna significa color. El color tiene una gran importancia en le India, incluso el alfabeto sánscrito está constituido por letras de colores. El color se asocia a la vitalidad, al gozo; no hay más que contemplar cualquier imagen de la India para observar que es toda color, desde las ropas que visten los hindúes, los adornos de las casas, hasta la propia naturaleza.
También los Dioses tienen colores diferentes, no sólo en sus ropajes, sino que incluso su piel, que es con frecuencia azulada, con matices del turquesa.
Todo es color, el Tantra afirma que la “realidad consiste en una trama de vibraciones coloreada y resonancias de las que se origina cada cosa”)
