Liberándose de las limitaciones del cuerpo y viajando en el astral, de la misma forma que el conductor abandona su vehículo temporalmente, el hombre puede contemplar el gran mundo del espíritu y conocer la grandeza del alma, y asimismo conocer su origen y destino, y precisar las lecciones aprendidas mientras se encuentra atrapado en el cuerpo; y también descubrir el propósito de su vida presente en el plano físico, alcanzar el Conocimiento del Ser.