Desde su más tierna infancia, todos los niños eran enseñados debidamente a usar sus muletas para no caerse, a cuidarlas, a reforzarlas conforme iban creciendo, a barnizarlas para que el barro y la lluvia no las estropeasen.
Pero un buen día, un sujeto inconformista empezó a pensar si sería posible prescindir de tal aditamento.